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martes, 20 de septiembre de 2011

‎"Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra."

‎"Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra."

no temas yo estoy contigo

domingo, 11 de septiembre de 2011

sábado, 10 de septiembre de 2011

Señor Cuantas Veces Tenemos que Perdonar?

En aquel tiempo, Pedro preguntó a Jesús: «Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?». Dícele Jesús: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por eso el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía 10.000 talentos. Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase. Entonces el siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: ‘Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré’. Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó la deuda.

»Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros, que le debía cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía: ‘Paga lo que debes’. Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: ‘Ten paciencia conmigo, que ya te pagaré’. Pero él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase lo que debía.

»Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron mucho, y fueron a contar a su señor todo lo sucedido. Su señor entonces le mandó llamar y le dijo: ‘Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?’. Y encolerizado su señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía. Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a vuestro hermano».
Comentario: Rev. P. Anastacio URQUIZA Fernández MCIU (Monterrey, México)
«¿Cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano?»
Hoy, en el Evangelio, Pedro consulta a Jesús sobre un tema muy concreto que sigue albergado en el corazón de muchas personas: pregunta por el límite del perdón. La respuesta es que no existe dicho límite: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete» (Mt 18,22). Para explicar esta realidad, Jesús emplea una parábola. La pregunta del rey centra el tema de la parábola: «¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?» (Mt 18,33).

El perdón es un don, una gracia que procede del amor y la misericordia de Dios. Para Jesús, el perdón no tiene límites, siempre y cuando el arrepentimiento sea sincero y veraz. Pero exige abrir el corazón a la conversión, es decir, obrar con los demás según los criterios de Dios.

El pecado grave nos aparta de Dios (cf. Catecismo de la Iglesia Católica n. 1470). El vehículo ordinario para recibir el perdón de ese pecado grave por parte de Dios es el sacramento de la Penitencia, y el acto del penitente que la corona es la satisfacción. Las obras propias que manifiestan la satisfacción son el signo del compromiso personal —que el cristiano ha asumido ante Dios— de comenzar una existencia nueva, reparando en lo posible los daños causados al prójimo.

No puede haber perdón del pecado sin algún genero de satisfacción, cuyo fin es: 1. Evitar deslizarse a otros pecados mas graves; 2. Rechazar el pecado (pues las penas satisfactorias son como un freno y hacen al penitente mas cauto y vigilante); 3. Quitar con los actos virtuosos los malos hábitos contraídos con el mal vivir; 4. Asemejarnos a Cristo.

Como explicó santo Tomás de Aquino, el hombre es deudor con Dios por los beneficios recibidos, y por sus pecados cometidos. Por los primeros debe tributarle adoración y acción de gracias; y, por los segundos, satisfacción. El hombre de la parábola no estuvo dispuesto a realizar lo segundo, por lo tanto se hizo incapaz de recibir el perdón.

lunes, 5 de septiembre de 2011

domingo, 4 de septiembre de 2011

Familia que Reza Unida permanece Unida

REZAR EN FAMILIA

— La oración en familia es muy grata al Señor.

— Algunas prácticas de piedad en el hogar.

— Una familia que reza unida, se mantiene unida: el Santo Rosario.

I. Jesús manifiesta con frecuencia que la salvación y la unión con Dios es, en último extremo, asunto personal: nadie puede sustituirnos en el trato con Dios. Pero Él también ha querido que nos apoyemos unos en otros y nos ayudemos en el caminar hacia la meta definitiva. Esta unión, tan grata al Señor, se ha de poner especialmente de manifiesto entre aquellos que tienen los mismos vínculos de espíritu o de la sangre. Esta unidad, que exige poner en juego tantas virtudes, es tan deseada por el Señor, que ha prometido, como un don especial, concedernos más fácilmente aquello que le pidamos en común. Así lo leemos en el Evangelio de la Misa1: Os aseguro que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra sobre cualquier cosa que quieran pedir, mi Padre que está en los Cielos se lo concederá. Pues donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos.

La Iglesia ha vivido desde siempre la práctica de la oración en común2, que no se opone ni sustituye a la oración personal privada por la que el cristiano se une íntimamente a Cristo. Muy grata al Señor es, de modo particular, la oración que la familia reza en común; es uno de los tesoros que hemos recibido de otras generaciones para sacar abundante fruto y transmitirlo a las siguientes. «Hay prácticas de piedad –pocas, breves y habituales– que se han vivido siempre en las familias cristianas, y entiendo que son maravillosas: la bendición de la mesa, el rezo del Rosario todos juntos (...), las oraciones personales al levantarse y al acostarse. Se tratará de costumbres diversas, según los lugares; pero pienso que siempre se debe fomentar algún acto de piedad, que los miembros de la familia hagan juntos, de forma sencilla y natural, sin beaterías.

»De esa manera, lograremos que Dios no sea considerado un extraño, a quien se va a ver una vez a la semana, el domingo, a la iglesia; que Dios sea visto y tratado como es en realidad: también en medio del hogar, porque, como ha dicho el Señor, donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos (Mt 18, 20)»3.

«Esta plegaria –enseña el Papa Juan Pablo II, comentando este pasaje del Evangelio– tiene como contenido “la misma vida de familia” (...): alegrías y dolores, esperanzas y tristezas, nacimientos y cumpleaños, aniversarios de la boda de los padres, partidas, alejamientos y regresos, elecciones importantes y decisivas, muertes de personas queridas, etc., señalan la intervención del amor de Dios en la historia de la familia, como deben también señalar el momento favorable de acción de gracias, de petición, de abandono confiado de la familia al Padre común que está en los cielos. Además, la dignidad y responsabilidad de la familia cristiana en cuanto Iglesia doméstica solamente pueden ser vividas con la ayuda incesante de Dios, que será concedida sin falta a cuantos la pidan con humildad y confianza en la oración»4.

La plegaria en común comunica una particular fortaleza a la familia entera. La primera y principal ayuda que prestamos a los padres, a los hijos, a los hermanos, consiste en rezar con ellos y por ellos. La oración fomenta el sentido sobrenatural, que permite comprender lo que ocurre a nuestro alrededor y en el seno de la familia, y nos enseña a ver que nada es ajeno a los planes de Dios: en toda ocasión se nos muestra corno un Padre que nos dice que la familia es más suya que nuestra. También en aquellos sucesos que sin estar cerca de Él serían incomprensibles: la muerte de una persona querida, el nacimiento de un hermano minusválido, la enfermedad, la estrechez económica... Junto al Señor, amamos su santa voluntad, y las familias, lejos de separarse, se unen más fuertemente entre sí y con Dios.

II. Si alguno no cuida de los suyos y principalmente de su casa, ha negado la fe y es peor que un infiel5, escribe San Pablo a Timoteo, recordando la obligación que todos tenemos hacia aquellos que el Señor nos ha encomendado. Una de las principales obligaciones de los padres con respecto a sus hijos –también, en ocasiones, de los hermanos mayores con los más pequeños– es la de enseñarles en la infancia los modos prácticos de tratar a Dios. Esta tarea es de tal necesidad que es casi insustituible. Con los años, estas primeras semillas siguen dando sus frutos, quizá hasta la misma hora de la muerte. Para muchos, este ha sido su bagaje espiritual, del que se han servido en la adolescencia y cuando ya han pasado los años de la madurez. «La Sagrada Escritura nos habla de esas familias de los primeros cristianos –la Iglesia doméstica, dice San Pablo (1 Cor 16, 19)–, a las que la luz del Evangelio daba nuevo impulso y nueva vida.

»En todos los ambientes cristianos se sabe, por experiencia, qué buenos resultados da esa natural y sobrenatural iniciación a la vida de piedad, hecha en el calor del hogar. El niño aprende a colocar al Señor en la línea de los primeros y más fundamentales afectos; aprende a tratar a Dios como Padre y a la Virgen como Madre; aprende a rezar, siguiendo el ejemplo de sus padres. Cuando se comprende eso, se ve la gran tarea apostólica que pueden realizar los padres, y cómo están obligados a ser sinceramente piadosos, para poder transmitir –más que enseñar– esa piedad a los hijos»6.

La familia cristiana ha sabido transmitir, de padres a hijos, oraciones sencillas y breves, fácilmente comprensibles, que forman el primer germen de la piedad: jaculatorias a Jesús, a Nuestra Madre Santa María, a San José, al Ángel de la Guarda... Oraciones de siempre, mil y mil veces repetidas en los hogares cristianos de toda época y condición. Los hijos aprenden pronto estas enseñanzas y oraciones que ven hechas vida en sus padres. Cuando son un poco mayores, han asimilado e incorporado el sentido de la bendición de la mesa, de dar gracias después de haber comido, el ofrecer a la Virgen algo que les cuesta..., saludar con un beso o una mirada a las imágenes de Nuestra Madre, acudir a su Ángel Custodio al entrar o salir de casa...

¡Cuántos niños, ahora hombres y mujeres, recuerdan con emoción la explicación, sencilla pero exacta, que les dio su madre o su hermano mayor de la presencia real de Cristo en el Sagrario! ¡O la primera vez que vieron a su madre pedir por una necesidad urgente, o a su padre hacer con piedad una genuflexión reverente! Rezar en una familia en la que Cristo está presente debe ser natural, porque Él es un personaje más de la casa, al que se ama sobre todas las cosas.

Precisamente cuando el ambiente sea menos favorable para la oración y la piedad, hemos de conservar como un tesoro mayor estas prácticas que hacen más fuerte el mismo amor humano y nos acercan más a nuestro Padre Dios.

III. Ubi caritas et amor, Deus ibi est, «donde hay caridad y amor, allí está Dios»7, canta la Liturgia del Jueves Santo. Cuando los cristianos nos reunimos para orar, entre nosotros se encuentra Cristo, que escucha complacido esa oración fundamentada en la unidad. Así hacían también los Apóstoles: Perseveraban unánimes en la oración, con las mujeres y con María, la Madre de Jesús8. Era la nueva familia de Cristo.

La plegaria familiar por excelencia es el Santo Rosario. «La familia cristiana –enseña el Papa Juan Pablo II– se encuentra y consolida su identidad en la oración. Esforzaos por hallar cada día un tiempo para dedicarlo juntos a hablar con el Señor y a escuchar su voz. ¡Qué hermoso resulta que en una familia se rece, al atardecer, aunque sea una sola parte del Rosario!

»Una familia que reza unida, se mantiene unida; una familia que ora, es una familia que se salva.

»¡Actuad de manera que vuestras casas sean lugares de fe cristiana y de virtud, mediante la oración rezada todos juntos!»9.

Al comenzar a rezar el Santo Rosario en un hogar, quizá al principio solo lo hagan los padres; después se unirá un hijo, la abuela... Unas veces se podrá rezar durante un viaje en coche, o bien se establecerá una hora de común acuerdo; quizá, en algunos países, antes de cenar o inmediatamente después... El Rosario y el rezo del Ángelus -señalaba en otra ocasión el Pontífice- «deben ser para todo cristiano y aún más para las familias cristianas como un oasis espiritual en el curso de la jornada, para tomar valor y confianza»10. «¡Ojalá resurgiese la hermosa costumbre de rezar el Rosario en familia!»11.

La Iglesia ha querido conceder innumerables gracias e indulgencias cuando se reza el Santo Rosario en familia. Pongamos los medios necesarios para fomentar esta oración tan grata al Señor y a su Madre Santísima, y que es considerada como «una gran plegaria pública y universal frente a las necesidades ordinarias y extraordinarias de la Iglesia santa, de las naciones y del mundo entero»12. Es un buen soporte en el que se apoya la unidad familiar y la mejor ayuda para hacer frente a sus necesidades.

Don Moen - Our Father(Live)

Our Father , Who are in Heaven

Our Father,
who are in Heaven,
hallowed by Thy name,
Thy kingdom come,
Thy will be done
on earth as it is in Heaven.

Give us this day our daily bread,
and forgive us our trespasses
as we forgive those who trespass against us.
And lead us not into temptation
but deliver us from evil.

jueves, 1 de septiembre de 2011

EVANGELIO PROHIBIDO 1-5 MA MAGDALENA

Los Gnosticos

Desierto
El gnosticismo fue una de las lecturas que de la doctrina cristiana hizo cierto grupo de creyentes, discrepante con la que acabaría imponiéndose como canónica. Aprovecho el paso por Barcelona del teólogo Jens Schröter, del círculo gnóstico de Berlín, para preguntarle al respecto. Schröter es uno de los más relevantes estudiosos de los textos gnósticos, invitado por la Facultat de Teologia de Catalunya al simposio internacional sobre El moviment gnòstic en el marc del cristianisme antic. Padres de la Iglesia como Ireneo y Epifanio señalaron su carácter desviado: así acabaron arrumbados en los arrabales de la historia del cristianismo y cubiertos por las arenas del desierto...
Quiénes fueron los gnósticos?
Cristianos del siglo segundo y tercero... ¡que nunca se llamaron gnósticos ("conocedores") a sí mismos!

¿Quién los llamó así?
Un comentarista como Ireneo de Lyon en el año 175... ¡para condenarlos como herejes y apartarlos de la iglesia!

¿Qué decían esos cristianos gnósticos?
Que Sofía (sabiduría) se apartó del mundo superior de Plenitud, y los lamentos de su error impulsaron a un dios menor, un demiurgo, a crear este mundo inferior.

¿Este mundo nuestro?
Sí, este mundo.

Ese demiurgo... ¿es el dios del Génesis?
¡Sí! El Yahvé de la Biblia hebrea sería un dios menor y malvado, creador de la materia, corruptible y finita. Para los gnósticos, ¡el verdadero Dios no crea algo imperfecto!

Tienen su lógica, ¿no?
En este burdo mundo inferior, el ser humano es un saco de podredumbre, una túnica de carne, una cárcel de materia... que aprisiona una chispa de divinidad, de sophia.

¿Esa chispa es el alma?
Sí. Pero sólo es útil para algunos: para los que lo saben. Gnosis significa justamente "conocimiento": ¡sólo el que sabe se salvará!

¿Cómo salvarme, pues?
Mediante el conocimiento de que en este mundo inferior todo es pasajero... menos esa chispa divina. Conocerla bien te conecta con el mundo superior, con el Dios verdadero: tras tu muerte, liberarás esa chispa divina en el seno del mundo superior.

Y si no conozco, ¿qué?
La chispa queda vagante, perdida, malbaratada... "Sólo quien se conoce a sí mismo aprende el conocimiento de todo", reza una enseñanza gnóstica.

¿Y quién nos ayuda a conocer?
Los textos gnósticos, textos de conocimiento: evangelios que explican que Jesús vino a indicarnos el camino de conocimiento.

¿Qué evangelios son esos?
El Evangelio de Tomás. El Evangelio de Felipe. El Apócrifo de Juan. El Evangelio de la Verdad. El Evangelio de Judas. El Evangelio de María...

¿Estos evangelios son los llamados evangelios apócrifos?
Todos esos evangelios gnósticos serán tildados de apócrifos en el siglo IV. Hay más evangelios considerados apócrifos por la Iglesia, además de los gnósticos.

¿Dónde están los evangelios gnósticos?
En 1945 se hallaron 13 códices de pergamino del siglo IV en unas tumbas en el desierto egipcio de Nag Hammadi, milagrosamente preservados por el clima seco. Y hoy se estudian en museos y universidades de Oriente y Occidente.

¿Quién o quiénes escribieron esos evangelios gnósticos?
Seguidores del primer cristianismo. Atribuían un papel central a María Magdalena: la consideraban la discípula favorita de Jesús, la depositaria privilegiada de sus conocimientos, una genuina maestra.

Interesante.
En este Evangelio de María vemos al apóstol Pedro (padre de la Iglesia) algo celoso de la preeminencia de María Magdalena...

¿Qué otra enseñanza gnóstica puede resultarnos hoy llamativa?
El crucificado no era el verdadero Jesús: era otro. Y Jesús lo veía, y se reía.

¿Y por qué se reía?
Para subrayar que es la ignorancia humana la que da relevancia a la muerte. Jesús no nace de María: llega del mundo superior como redentor. Parece humano... pero no: Jesús es una emanación divina.

¿Alguna otra doctrina curiosa?
Hablaban de la Madre inefable que preside el cielo, la virginal Barbelo, cara femenina del Dios verdadero, que por tanto podría ser un Dios andrógino...

¿Ah, sí?
Es una poderosa alegoría de que no existe divinidad sin la unión de lo masculino y lo femenino. Es decir, una divinidad incompleta no es tal divinidad.

¿Podría este cristianismo haberse convertido en el hegemónico?
Difícilmente. Apreciaban el secretismo, por creer que no todos están preparados para conocer: era un cristianismo elitista.

¿Qué conducta cotidiana observaban los creyentes gnósticos?
Practicaban una vida lo más ascética posible. Y entre ellos destacaban los perfectos, cristianos de vida monacal.

¿Qué opinaban del sexo?
El sexo –por reproducir la carne, la materia de este mundo engañoso y maligno– era condenable. Pero se les acusó también de que –considerado el cuerpo irrelevante para salvarte– se entregaban a depravaciones sexuales. No hay pruebas de ello.

¿Hasta cuándo duró el gnosticismo?
Una rama, el maniqueísmo, sobrevivió hasta la edad media: sostenía la existencia de un dios del bien y un dios del mal.

¿Fueron quizá los cátaros medievales unos gnósticos tardíos?
Estrictamente, fueron unos cristianos antieclesiásticos, reformistas. Pudo haber alguna coincidencia con los gnósticos en su visión dualista... pero no me consta conexión.

¿Qué creyentes gnósticos conocemos?
Simón el Mago, Valentín de Alejandría, Pablo de Samosata, Carpócrates... Alguno de ellos repudió los espejos, porque reflejan y multiplican este inferior mundo nuestro de burda materia...

Los Científicos que creyeron

Famosos Científicos Que Creyeron en Dios
por Rich Deem

¿Creer en Dios?

¿Es la creencia en Dios irracional? En estos días, muchos científicos famosos son también fuertes defensores del ateísmo. Sin embargo, en el pasado, y aun hoy, muchos científicos creen que Dios existe y que es responsable de lo que vemos en la naturaleza. Esta es una muestra pequeña de científicos que colaboraron en el desarrollo de la ciencia moderna mientras creían en Dios.

Rich Deem
Nicolás Copérnico (1473-1543)
Copérnico era el astrónomo polaco que puso el primer sistema de planetas basado matemáticamente que giran alrededor del sol. Asistió a varias universidades europeas, y se hizo un Canon en la iglesia católica en 1497. Su nuevo sistema fue en realidad presentado primero en los jardines del Vaticano en 1533 ante el Papa Clemente VII que lo aprobó, y urgió a Copérnico a publicarlo alrededor de ese tiempo. Copérnico nunca estuvo bajo ninguna amenaza de persecución religiosa - y fue instado a que lo publicara por ambos el obispo Católico Guise, el Cardenal Schonberg, y también el profesor Protestante George Rético. Copérnico hizo referencia a Dios a veces en sus obras, y no vio su sistema como en el conflicto con la Biblia.
Sir Fancisco Bacon (1561-1627)
Bacon era un filósofo que es conocido por establecer el método científico de investigación sobre la base de la experimentación y el razonamiento inductivos. En De Interpretatione Naturae Prooemium, Bacon estableció sus metas como el descubridor de la verdad, servidor a su país, y servidor a la iglesia. Aunque su trabajo estaba basado en la experimentación y el razonamiento, rechazó el ateísmo como que era el resultado de la insuficiente profundidad de la filosofía, diciendo, "Es cierto que una filosofía ligera inclina a la mente del hombre al ateísmo, pero la profundidad en la filosofía conduce las mentes de los hombres a la religión; pues mientras la mente del hombre busca segundas causas dispersadas, puede algunas veces descansar en ellas, y no ir más lejos; pero cuando contempla la cadena de ellas confederadas, y acopladas juntas, debe necesitar volar a la Providencia y Deidad" (Del ateísmo)
Juan Kepler (1571-1630)
Kepler era un matemático brillante y astrónomo. Hizo un trabajo temprano sobre la luz, y estableció las leyes del movimiento planetario sobre el sol. También llegó a estar cerca de llegar al concepto Newtoniano de la gravedad universal - incluso antes de que Newton naciera! Su introducción de la idea de la fuerza en la astronomía cambió de manera radical en una dirección moderna. Kepler era un Luterano sumamente sincero y piadoso, cuyas obras sobre astronomía contienen escritos sobre cómo el espacio y los cuerpos celestes representan la Trinidad. ¡Kepler no sufrió persecución por su declaración abierta del sistema centrado por el sol, y era permitido como un Protestante quedarse en la Graz católica como un catedrático (1595-1600) cuando otros Protestantes habían sido expulsados!
Galileo Galilei (1564-1642)
Galileo es recordado a menudo para su conflicto con la Iglesia Católica Romana. Su trabajo polémico sobre el sistema solar fue divulgado en 1633. No tenía ninguna prueba de un sistema centrado por el sol (los descubrimientos del telescopio de Galileo no demostraron una tierra móvil) y su sola "Prueba" sobre la base de las mareas era inválida. Ignoraba las órbitas elípticas correctas de los planetas publicada veinticinco años antes por Kepler. Debido a que su trabajo terminó poniendo el argumento favorito del Papa en el diálogo en la boca del simplón, el Papa (un viejo amigo de Galileo) estaba muy ofendido. Después del "Juicio" y siendo prohibido de enseñar el sistema centrado por el sol, Galileo hizo su trabajo teórico más útil, que fue sobre dinámica. Galileo dijo expresamente que la Biblia no puede equivocarse, y vio su sistema como una interpretación alterna de los textos bíblicos.
René Descartes (1596-1650)
Descartes era un matemático francés, científico y filósofo que ha sido llamado el padre de la filosofía moderna. Sus estudios de la escuela lo hicieron insatisfecho con la filosofía previa: tenía una fe religiosa profunda como un Católico Romano, que conservó hasta su último día, al mismo tiempo que un deseo decidido y apasionado de descubrir la verdad. A la edad de 24 tenía un sueño, y sintió el llamado vocacional de tratar de traer juntos conocimientos en un sistema de pensamiento. Su sistema comenzó preguntando qué podía ser conocido si todo lo demás fuera dudado - sugiriendo al famoso "Pienso, por lo tanto existo". En realidad, es olvidado a menudo que el próximo paso para Descartes fue establecer la certeza por muy poco de la existencia de Dios - porque solamente si Dios ambos existe y no quiere que nosotros seamos engañados por nuestras experiencias - podamos confiar en nuestros sentidos y en los procesos del pensamiento lógicos. Dios es, por tanto, fundamental para toda su filosofía. El lo que realmente quería ver era que su filosofía fuese adoptada como la enseñanza estándar Católica Romana. René Descartes y Francisco Bacon (1561-1626) son en general respetados como figuras clave en el desarrollo de la metodología científica. Ambos tenían sistemas en los que Dios era importante, y ambos parecen más devotos que el promedio por su era.
Isaac Newton (1642-1727)
En óptica, mecánica, y matemáticas, Newton era una figura de genio indiscutible e innovación. En toda su ciencia (incluyendo química) el vio las matemáticas y los números como central. Lo que es menos conocido es que era fervientemente religioso y vio a los números tan involucrados en el plan de Dios para la historia a partir de la Biblia. Hizo una obra considerable sobre numerología bíblica, y, aunque los aspectos de sus creencias no eran ortodoxos, pensaba que la teología era muy importante. En su sistema de física, Dios es esencial para la naturaleza y el carácter absoluto del espacio. En Principia dijo, "El sistema más hermoso del sol, los planetas, y cometas, podía sólo proceder del consejo y dominio de un Ser inteligente y poderoso."
Roberto Boyle (1791-1867)
Uno de los fundadores y miembros tempranos de la Real Sociedad, Boyle dio su nombre a "La ley de Boyle" para los gases, y también escribió una obra importante sobre química. La Encyclopedia Britannica dice de él: "Por su voluntad dotó de una serie de conferencias de Boyle, o sermones, que todavía continúan", para demostrar la religión cristiana contra los infieles conocidos....' Como un Protestante devoto, Boyle recibió un interés especial promoviendo la religión cristiana por todas partes, dando dinero para traducir y publicar el Nuevo Testamento en irlandés y turco. En 1690 desarrolló sus opiniones teológicas en el Cristiano virtuoso, que escribió para mostrar que el estudio de la naturaleza era un deber religioso principal." Boyle escribió contra los ateos en su día (la noción de que el ateísmo es una invención moderna es un mito), y era evidentemente mucho más fervientemente cristiano que el promedio en su era.
Miguel Faraday (1791-1867)
Miguel Faraday era el hijo de un herrero que se convirtió en uno de los científicos más grandes del siglo XIX. Su trabajo sobre la electricidad y el magnetismo no sólo revolucionó la física sino también resultó en gran parte de nuestros estilos de vida de hoy, que dependen de ellos (incluir computadoras y líneas telefónicas y sitios web). Faraday era un miembro fervientemente cristiano de los Sandemanianos, que influyeron en él significativamente y afectaron fuertemente la manera en la que se acercó e interpretó la naturaleza. Originados de los Presbiterianos, los Sandemanianos rechazaron la idea de las iglesias estatales, y trataron de regresar a un tipo de Cristianismo del Nuevo Testamento.
Gregorio Mendel (1822-1884)
Mendel fue el primero en ofrecer los fundamentos matemáticos de la genética, en lo que llegó a ser llamado "Mendelianismo". Empezó su investigación en 1856 (tres años antes que Darwin publicara su Origen de las Especies) en el jardín del monasterio en el que era un monje. Mendel fue elegido abad de su monasterio en 1868. Su obra permaneció comparativamente desconocida hasta finales del siglo, cuando una nueva generación de botánicos empezó a encontrar resultados similares y lo "Redescubrieron" (aunque sus ideas no eran idénticas a la suya). Una idea interesante en los años 1860's fue notable por la formación del X - club, que estaba dedicado a disminuir las influencias religiosas y propagar una imagen de "conflicto" entre la ciencia y la religión. Un simpatizante fue el primo de Darwin, Francisco Galton, cuyo interés científico estaba en la genética (un defensor de la eugenesia - la reproducción selectiva entre los seres humanos para "Mejorar" la estirpe). Estaba escribiendo cómo la "Mente sacerdotal" no era propicia para la ciencia mientras, alrededor del mismo tiempo, un monje austriaco estaba haciendo progresos en la genética. El redescubrimiento del trabajo de Mendel vino demasiado tarde para afectar la contribución de Galton.
Guillermo Thomson Kelvin (1824-1907)
Kelvin era más importante entre el grupo pequeño de científicos británicos que ayudaron a poner los cimientos de la física moderna. Su trabajo cubrió muchas áreas de la física, y fue dicho que tenía más credenciales que alguien más en la comunidad de naciones, puesto que recibió numerosos títulos honoris causa de universidades europeas, que reconocieron el valor de su trabajo. Era un Cristiano muy comprometido, que era indudablemente más religioso que el promedio por su era. Curiosamente, sus colegas físicos Jorge Gabriel (1819-1903) y Jaime Clerk Maxwell (1831-1879) eran también hombres de profunda dedicación cristiana, en una era cuando muchos eran sólo de nombre, apáticos, o anticristianos. La Encyclopedia Britannica dice "Maxwell es visto por la mayoría de los físicos modernos como el científico del siglo XIX que tenía la influencia más grande sobre física de siglo XX; es clasificado con Sir Isaac Newton y Alberto Einstein por la naturaleza fundamental de sus contribuciones." Lord Kelvin era un creacionista de la tierra vieja, que calculó que la tierra tenía una edad entre 20 millones y 100 millones de años, con un límite superior en 500 millones de años sobre la base de ratios de enfriamiento (un cálculo aproximado bajo atribuible a su falta de conocimientos sobre la calefacción radiogénica).
Max Planck (1858-1947)
Planck hizo muchas contribuciones a la física, pero fue más conocido por la teoría cuántica, que revolucionó nuestro conocimiento de los mundos atómicos y subatómicos. En su conferencia de 1937 sobre "Religión y Ciencia", Planck expresó la opinión de que Dios estaba por todos lados presente, y sostuvo que "La santidad de la Deidad ininteligible era expresada por la santidad de los símbolos." Los ateos, creía él, dan demasiada importancia a lo que son simplemente símbolos. Planck era una persona que ayudaba al clero en asuntos seculares desde 1920 hasta su muerte, y creyó en un Dios Todopoderoso y Omnisciente y caritativo (aunque no necesariamente uno personal). Tanto la ciencia como la religión hacen una "Lucha incansable en contra del escepticismo y el dogmatismo, en contra de la incredulidad y la superstición" con la meta "Hacia Dios!"
Alberto Einstein (1879-1955)
Einstein es probablemente el mejor conocido y el más reverenciado científico del siglo veinte, y es relacionado con las revoluciones muy importantes en nuestro pensar en el tiempo, la gravedad, y la conversión de la materia en energía (E = mc2). Aunque nunca llegó a la creencia en un Dios personal, reconoció la quimera de un universo no creado. La Encyclopedia Britannica dice de él: "Firmemente negando el ateísmo, Einstein expresó una creencia en el Dios de Spinoza que se revela a Sí Mismo en la armonía de lo que existe." En realidad esto motivó su interés en la ciencia, como una vez se lo comentó a un joven físico: "Quiero saber cómo Dios creó este mundo, no estoy interesado en este o ese fenómeno, en el espectro de este o ese elemento. Quiero conocer Sus ideas, el resto son detalles." El epíteto famoso sobre el "Principio de incertidumbre" de Einstein era "Dios no juega dados" - y para él ésta era una declaración legítima sobre un Dios en el que él creía. Un famoso refrán suyo era que la "Ciencia sin religión está coja, religión sin ciencia está ciega."