DAVID FISCHMAN EN BUSCA DE LA INTELIGENCIA ESPIRITUAL
Se crece a partir de una crisis. Esto lo comprobó David Fischman* cuando al frisar los 30 años y siendo un profesional exitoso, se detuvo por un momento y se miró interiormente. Emprendió, entonces, el más sugestivo y fascinante viaje que puede realizar un ser humano: el del encuentro consigo mismo.
Desde entonces se volvió un estudioso de las filosofías de Oriente, cuya esencia es el desarrollo de la espiritualidad, el dar y el recibir, el amor y la compasión hacia todos los seres. Fischman viene aplicando estas enseñanzas milenarias al complejo y a la vez apasionante mundo empresarial.
Aquí la entrevista:
Primeros pasos hacia el autoconocimiento
-¿Cómo surgió en ti el interés por los temas de espiritualidad y filosofía orientales?
-Ya en Cibertec tenía algún tiempo y me sentía un profesional muy exitoso. Contaba con todo lo que uno quiere tener en la vida: estaba bien económicamente, tenía mi carro, mis enamoradas, pero en algún momento me di cuenta que no era una persona feliz. La felicidad no se concibe como una emoción sino que se siente, y yo no era consciente de eso.
-¿Qué hiciste entonces?
- Inicio un largo proceso de psicoanálisis que me permitió reencontrarme con los dolores de mi pasado. Es ahí donde sobreviene el cambio. Pasé del interés por los temas materiales y de resultados, y me empecé a interesar más en las personas, a querer ayudar a que otras personas pudieran salir de su esclavitud.
-En tu libro "Las siete semillas" describes el proceso.
-Así es. La primera semilla es la del autoconocimiento, del psicoanálisis básicamente. Lo que siente un niño de 0 a 7 años lo lleva guardado durante toda su existencia, hasta que muere; y si ha tenido una niñez difícil, traumática, afectará su vida. Yo no tenía la menor idea de que las cosas se planteaban así. El psicoanálisis me ayudó a remover mi pasado emocional.
La espiritualidad y las filosofías orientales: la meditación
-Si el sicoanálisis fue el paso previo ¿cómo fue que te involucraste con las diversas filosofías orientales como el taoísmo, budismo, vedas y otras más?
-En ese camino conocí a una persona, a la que admiro mucho, que hacía meditación e ingresé en este mundo poco a poco. Empecé a leer mucho sobre filosofía oriental y me di cuenta que todo lo que hoy en día descubren autores famosos de Harvard, ya había sido descubierto y escrito en Oriente hace más de cinco mil años. Si se empieza con el psicoanálisis, la meditación te termina por transformar. Te conviertes en una persona mucho más orientada hacia los otros, con deseos de generarles un cambio positivo, es un poco en lo que estoy actualmente.
-¿Puedes explicarnos en qué consiste la práctica de la meditación?
-Meditar es poner tu mente en blanco. Calmar la mente para entrar en estado meditativo es, simplemente, estar sin pensamientos. La gente cuando piensa en meditación la asocia a alguna secta oriental. Meditar es un ejercicio, es un aeróbico mental donde haces el esfuerzo de estar en blanco, sin pensar.
-¿Cuáles son los efectos de esta práctica?
-Los efectos son muy buenos para todos los que estamos en el mundo empresarial. Meditar te da distancia de los problemas. Eso no significa que seas irresponsable, pero si hay dificultades u obstáculos, los resuelves, no explotas emocionalmente, tienes mayor control y estabilidad, mayor equilibrio. Cuando meditas te encuentras contigo mismo y descubres dentro de ti un cariño más espiritual, una sensación de plenitud que te compensa la necesidad de buscar afuera algo que está dentro de ti. Entonces empiezas a gritar menos, ya no hablas mal de los demás, ya no echas mala vibra, te vas convirtiendo en una mejor persona.
El ego: ese enemigo oculto
-¿Consideras al ego cómo el mayor problema en la actividad empresarial?
Sin duda, todo el mundo tiene ego. Aquí hay que hacer una distinción. El ego en la sicología occidental es el Yo en su aspecto positivo y negativo. En la filosofía oriental, el ego es una especie de Yo inferior que quiere destacar, que necesita mostrarse y exhibirse en busca de reconocimiento, aceptación, afecto, tratando de encontrar afuera algo que le compense de una gran carencia interna. Todos tenemos una necesidad de ego, así es el ser humano, pero si no eres consciente, esa necesidad te puede llevar a meter la pata, a hacer cosas que nos son buenas para ti ni para los demás. Aquel que tiene una autoestima sólida se siente muy competente, capaz, querido, no tiene que buscar afuera lo que ya tiene en su interior.
Hacia una inteligencia espiritual
-En algunas universidades europeas y norteamericanas, en las maestrías y doctorados, se dictan cursos de filosofía oriental ¿podríamos estar hablando de una inteligencia espiritual?
-Desde luego que sí. Hay una serie de variables que determinan la inteligencia espiritual. El apego es una de ellas. Hay quienes se apegan demasiado a los bienes materiales o a las personas; otros, en cambio, usan los bienes materiales pero no representan en sí mismos algo para ellos. Hay quienes mueren por comprarse un carro último modelo; otros lo adquieren para su comodidad, pero no para llenar un vacío interior. Las personas más desapegadas son espiritualmente más inteligentes.
Otra variable de medición es descubrir en qué medida te sientes conectado a un todo o eres una persona muy individual y jalas para tu lado. Las personas con inteligencia espiritual sienten que pertenecen a un todo. Otra variable de inteligencia espiritual es en qué medida las personas realizan prácticas que fomentan su espiritualidad: oración, meditación, servicio.
-¿Cómo puede aplicarse la Ley del Karma (causa y efecto) a la actividad empresarial?
-Para mí, la Ley del Karma en el mundo del liderazgo en la empresa, es vital. Tiene que ver con la responsabilidad social. Es importante que los empresarios no sólo hagan cosas para ellos sino además para el bienestar colectivo. Está demostrado que cuando eres socialmente responsable lo que entregas, te regresa. Todas nuestras acciones terminan revirtiéndonos, todo lo que das al mundo regresa a ti: si tú das amor, te regresa amor; si tú das odio, rabia, finalmente termina regresando hacia ti.
-¿Cómo aplicarías estas enseñanzas en relación a los trabajadores que conforman una empresa u organización?
-Un líder tiene dos principales tipos de conductas: orientación a la tarea y orientación a las personas. Normalmente a los líderes los absorben las tareas; sin embargo, el mejor liderazgo es el referido a las personas. Mi consejo es que tengas un porcentaje de tu cabeza en las personas que trabajan contigo: qué necesitan, cómo se sienten, cómo puedo ayudarlos a mejorar, a crecer, a que adquieran ciertas habilidades y competencias. Es necesario brindar un espacio de tu tiempo a las personas que trabajan contigo y piensa: son las primeras a las que debo servir. Dios te ha puesto en ese lugar, tú debes ser modelo para ellas, deja de ser egoísta y piensa en ellas. Eso mejorará tu liderazgo.
El liderazgo transformador: hay que trascender
-¿Cómo se comporta un líder espiritualmente inteligente?
-Va a estar muy orientado hacia el desarrollo de su gente, hacia el servicio y hacia las causas trascendentes. Esto es lo que se conoce como liderazgo transformador. El líder es quien orienta a su gente hacia una visión trascendente. En el liderazgo transformador se generan cuatro prácticas: la primera, tienes que estimular a que tu gente rompa con lo establecido, fomentar la ruptura de esquemas; la segunda, precisar cuál es la visión, que la gente tenga muy en claro lo que se va a hacer en conjunto, dónde se quiere llegar, apasionarse con el tema, es lo que se conoce como visión inspiradora; la tercera práctica es la llamada consideración individual, tengo que preocuparme por las personas que trabajan conmigo, por sus necesidades, darles poder, hacerlos crecer y desarrollar; la cuarta es la influencia idealizada, en otros palabras, ser un ejemplo para tu gente. Que la gente te siga porque te admira y respeta, no porque tú seas el jefe. Que cuando le pidas algo a uno de tus colaboradores, éste lo haga porque siente que eres una persona a quien vale la pena ayudar y no por una cuestión de jerarquía.
* David Fischman (Lima ). Estudió Ingeniería Civil en la Universidad de Georgia y un MBA en la Universidad de Boston. Es fundador del Instituto Cibertec y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. Se dedica a la enseñanza de temas de liderazgo. Es autor de los libros "Las siete semillas" , "El Camino del líder"y "El espejo del líder". Escribe una de las más entretenidas y aleccionadoras columnas en la sección Economía&Negocios del diario "El Comercio".
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